Édgar Alexánder Cipriano fue acusado por supuestamente cobrar entre 10 y 30 millones de pesos a cambio de nombramientos en cargos de entidades como el Sena, la Cancillería o la Defensoría del Pueblo.
Foto: Cortesía, Alianza Social Independiente.
Aunque desde junio de 2015 Édgar Alexánder Cipriano, representante a la Cámara por el Guainía, ha estado en el ojo del huracán debido a una denuncia por corrupción, fue hasta este martes que el caso de Cipriano estalló al revelarse una prueba de dichas acusaciones. Puntualmente, el congresista es señalado por poner en venta cargos públicos en importantes entidades. Según las denuncias hechas por 15 personas, Cipriano ofrecía puestos regionales en el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), el Sena, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría y la Cancillería.
Las “tarifas” que estaría manejando el congresista no eran de poca monta. Según las primeras grabaciones que se conocieron del hecho, reveladas por Noticias Uno, Cipriano “vendía” la dirección regional del Sena en 30 millones de pesos. La misma cantidad de dinero exigía el congresista por los consulados de San Fernando de Atabapo (Venezuela) y Manaos (Brasil).
En la escala de precios que tenía el congresista también estaban la dirección regional del DPS, por la que exigía 20 millones de pesos, y puestos en la defensoría regional y en la Contraloría, por los que cobraba 10 millones. Las primeras grabaciones revelan una conversación entre Cipriano y uno de los contratistas negociando lo que sería la entrega de un puesto en el Sena. De hecho, junto con las grabaciones se reveló una consignación por 9 millones de pesos a nombre de Diana Nicolle Salamanca, asistente del representante, que sería un adelanto de los 30 millones que exigía por el consulado en Manaos.
La más reciente prueba sobre los señalamientos fue un video grabado por una de sus presuntas víctimas, en el que aparece contando grandes sumas de dinero, al parecer producto de la venta de los cargo. Pese a las grabaciones, la copia de consignación y el video, Cipriano aseguró que todo se trata de persecución política. Según él, desde que llegó al Congreso, hay dos personas que quieren enlodar su nombre.
Sobre el video, quizá la prueba más fehaciente que tienen sus víctimas, Cipriano aseguró que simplemente se trataba de un préstamo de 30 millones de pesos que le hicieron que sería, según dice, para comprar materiales destinados a la construcción de su casa.
El representante
El nombre de Édgar Alexánder Cipriano quizá no se está entre los habituales del Congreso. Cipriano, del Partido Alianza Social Independiente (ASI), llegó al legislativo como representante a la Cámara por el Guainía. Nació hace 33 años en un hogar humilde de Puerto Inírida y siempre se caracterizó por su liderazgo. De hecho, su vida política podría decirse que inició desde su época escolar, fue nombrado personero de la Institución Educativa Francisco de Miranda, el colegio del cual se graduó.
Cipirano es hijo de líderes indígenas de la comunidad de El Paujil, de los cuales heredó el amor por el servicio a su comunidad, lo que considera su principal virtud. Tras salir de su colegio, el congresista señalado por corrupción llegó a ocupar puestos en la capitanía indígena de su comunidad.
Antes de aterrizar en el Congreso, el representante llegó a los más altos cargos de las autoridades indígenas. Su preocupación, según afirma, siempre ha sido la niñez de su resguardo y la educación para los menos favorecidos. El congresista de ASI es padre de cuatro hijos. Está casado con una lideresa del pueblo puinave, que habita en la cuenca del río Inírida.
Llegó en 2014 a la Cámara de Representantes, afirmando que quería trabajar arduamente por los habitantes del Guainía. Ha radicado tres Proyectos de Ley, todos en 2015, y relacionados con el acceso a la educación superior y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.
Otras polémicas
El señalamiento por cobro de dinero a cambio de nombramientos en puestos públicos no ha sido la única polémica a la que se ha enfrentado Cipriano. En 2015, el representante estuvo a punto de perder su investidura, al ser acusado por los mismos líderes indígenas de su departamento de haberles prometido motores, motosierras y materiales de construcción (tejas y cemento), a cambio de los votos que finalmente lo pusieron en el Congreso.
En ese entonces, como en el actual señalamiento, el congresista aseguró que se trata de inventos de sus “enemigos políticos” y de un montaje. Según Cipriano, las firmas que aparecían al pie de los documentos en que se pactaban el intercambio entre votos y elementos, eran escaneadas y ninguna era su firma.
Fuente: El Espectador.com